MAGALY TEVE, Y LA INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD PERUANA

Emitido por primera vez en noviembre de 1997, se trata de un espacio que siempre fue controversial y polémico, pues no se trataba de mostrar «lo mejor del espectáculo nacional» –como señalaba la conductora en la presentación de su primer programa–, sino más bien de mostrar sin tapujos, morbosamente, a través de cámaras ocultas y reportajes tendenciosos, aspectos degradantes sobre el lado íntimo y «oscuro» de los personajes de lo que ella bautizó como «Chollywood». Todo ello para divertir al público sobre la base del «error» y la desgracia ajena.

Es impresionante que uno de los sectores en los que el programa goza de mayor aceptación y tiene mayores indicadores de consumo es el A/B. «Ahora me aceptan en todos los niveles y el grueso de los puntos que obtiene mi programa proviene del segmento A/B. La gente en la calle es amable conmigo, a no ser que me encuentre con una señora de nariz respingada que me mira con rabia pero que en las noches me ve de todas maneras, aunque sea para odiarme más», confesó la periodista en una entrevista a la revista Caras (revista, por cierto, cuyo público objetivo es la élite limeña). Dicho de otra manera: si una de las funciones de Magaly es poner a los desubicados en «el lugar que les corresponde», los más interesados en mantener una estructura social jerarquizante serán justamente quienes se encuentren en los niveles más altos de dicha estructura.

Queda claro que Magaly no opera sola. A través de ella, la sociedad peruana en general es la que logra reprimir a los que no se rigen por las normas sociales. Dado el carácter participativo del programa, es la sociedad la que, finalmente, descubre y se burla de las víctimas. Más allá del consumo, la sociedad peruana tiene una participación activa al generar contenidos para el programa. Y me refiero una participación real. En efecto, la propia estructura del programa sugiere que no es un móvil personal el que lleva a la conductora denunciar estos «malos comportamientos». Famosa por sus «ampays», estos se presentan de manera particular: no es ella, sino sus «urracos» quienes muestran lo descubierto y es el mismo público el que lo denuncia, a través del «chismefono», al que cualquiera puede llamar para avisar que, en algún lugar, alguien está actuando de manera cuestionable.

Es solo a partir del respaldo comunitario que Magaly logra convertirse en una autoridad para hacer públicas las denuncias que circulan a media voz entre los peruanos, todos «urracos». Más concretamente: la que no resiste las transgresiones y los excesos no es Magaly, sino la sociedad peruana en general; una sociedad conservadora y cucufata que no soporta que se excedan los límites de lo moralmente correcto para alcanzar el éxito, pues esto pone en riesgo el conservador orden social. Magaly se convierte, así, en un canal efectivo para la censura y la defensa de la moralidad. 

Además, es tanto el impacto que causo su programa que han surgido muchos términos que se hicieron populares y se integraron al lenguaje popular como:

Figuretti: se le denomina a los artistas o personajes populares que aparecían mucho en cámara, por motivos muchas veces irrelevantes. 

Chollywood: nombre derivado de Hollywood usado para referirse a la farándula peruana. 

Jugadorazo: término para referirse a los mujeriegos. 

Bataclana: término que se utiliza para referirse a la vedettes. 

Finalmente, que el público televidente haya consumido su producto y lo siga consumiendo ya no mediante la televisión, puesto que este programa dejo de transmitirse en el 2012, pero dejo una secuela de su formato, ahora la gente la sigue consumiendo por medio de sus revistas, que llevan el mismo nombre y que dicho sea de paso, se encuentran accesible al bolsillo del peruano. Revela mucho de la sociedad en la que vivimos.